Daenerys Arya
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 | | Tema: Locura (Reto Harry/Ginny/Draco) Jue Mar 01, 2012 12:08 pm | |
| Respuesta al reto propuesto por Mortrel.
Locura
Ginny deslizaba la pluma por el pergamino, aunque en realidad su mente estaba distanciada de las Guerras Civiles de los gnomos. Dejó la pluma sobre la mesa y se recostó sobre el respaldo de la silla.
Desde hacía varios meses era la novia de Harry, el amor de su vida. Se había enamorado del moreno aquella primera vez que lo vio, y desde entonces su amor no había echo más que crecer con el paso del tiempo. Los años iban pasando y ese sentimiento era cada vez mayor e intenso, aunque la pelirroja no se decidía a desvelar sus sentimientos.
Pero un día amaneció decidida, y tras dejar la vergüenza y el miedo al rechazo atrás, se plantó ante él y se lo desvelo. Cabe decir que los días siguientes fueron bastantes desesperantes y algo interminables, ya que Harry no le dio una respuesta inmediata. El chico reflexiono mucho los pros y los contras de la posible relación, y al final, a pesar de que la joven era la hermana pequeña de su mejor amigo dejo que su corazón eligiera. Y tras un par de días su noviazgo se hizo público.
Toda la familia Weasley estaba muy contenta y emocionada por la buena nueva, aunque no todos, ya que como bien esperaba el propio Harry, a Ron no le sentó muy bien la noticia, aunque al final desde luego que acepto la relación. Aquella primeras semanas fueron increíbles para los novios. Ambos se amaban con locura, y casi sin darse cuenta se convirtieron en unas de las parejas más envidiadas de Hogwarts.
El tiempo fue pasando poco a poco y su relación fue ganando confianza, naturalidad y algo de rutina. Hasta que al fin paso lo que ambos deseaban con todas sus fuerzas, aunque nunca llegaron a expresarlo con palabras. Aquella noche fue mágica y muy especial, ya que la pareja puedo demostrar al otro lo mucho que se amaban y lo tanto que se deseaban. Después de aquella su relación avanzo un poco más, y gracias a eso pequeñas acciones y detalles, que antaño les hubiera ruborizado o escandalizado, ahora les resultaba completamente naturales.
Y por supuesto llegado a aquella altura ya se conocían en profundidad. Harry descubrió el lado pasional que ella se guardaba para si misma, y que ahora podía compartir con él. El chico también aprendió que Ginny en ocasiones se enfadaba por cosas que a él le pudieran parecer absurdas, aunque a los pocos minutos ya ambos ya habían olvidado por la razón de su disputa. Por el lado de la pelirroja descubrió que Harry disfrutaba, sin él apenas darse cuenta, haciendo gala de sus facilidad con hechizos complicados. Pero lo que más le refrenaba a ella era cuando Harry se mostraba demasiado afectivo, aunque eso no quisiera decir que dejara de amarlo. La cuestión es que entre ambos habían descubierto, mayoritariamente los defectos que nadie más conocía.
Después de haber recordado todo esto, Ginny supo que no sería capaz de volver a concentrarse en la Historia de los gnomos, así que recogió todas sus pertenencias y abandonó la biblioteca.
La chica caminó tranquilamente por los pasillos de la escuela, hasta que por una esquina aparecieron Malfoy y Parkinson, adelantándose a la pelirroja. Los dos iban riendo y jugando: él se acercaba a la chica con intención de atraparla entre sus brazos y besarla, entonces Parkinson lo empujaba lejos de ella. Así estuvieron por varios minutos hasta que Malfoy empezó a mostrar indiferencia, entonces fue la morena quien le tiro del brazo y termino por comerle la boca.
Ni siquiera notaron la presencia de la pelirroja cuando esta paso veloz por su lado, Ginny apretó el paso y dejo atrás a la pasional pareja. Consiguió llegar a su destino sin tener que observar otro "espectáculo", pero entonces se vio sola allí. Ni sus hermanos, amigos o novio rondaban cerca, así que con un largo suspiro retomo la tarea que no había sido capaz de concluir en la biblioteca.
Pero nuevamente su atención volaba lejos, aunque en aquella ocasión no pensaba en su chico, si no en la escena vista en el pasillo. Harry jamás la besaría de improvisto en mitad del corredor, ni mucho menos la trataría tan pasionalmente como trataba Malfoy a Parkinson. Ojala Harry tuviera esa chispa, ese "algo" que hiciera de su relación tan sexy y divertida como la de ambas serpientes.
La imaginación de Ginny voló más de la cuenta, y se imaginó a si misma coqueteando abiertamente por los pasadizos de la escuela con el propio Malfoy. Pero antes de formar al completo su fantasía negó efusivamente con la cabeza, desechando la idea y dándose cuenta de su estúpido pensamiento. ¿Ella coqueteando con Malfoy? !Antes preferiría ligar con un troll¡
Aproximadamente media hora después apareció Harry, y tras besar con dulzura a la chica, decidieron pasar el resto de la tarde juntos, y como ya casi se había convertido en una rutina caminaron hacía el Lago Negro. Harry le contó todo lo que había echo él en ese día, y luego ella hizo lo mismo. Ginny calló varios minutos de haber comenzado, entonces él volvió a hablar. La pelirroja le estuvo prestando atención pero a los pocos instantes dejo de hacerlo. Distraídamente clavó su mirada en sus manos entrelazadas y después se percató de que un brazo del chico rodeaba su cintura. Hizo una mueca con los labios. Pero Harry continuaba parloteando alegremente.
Sin darse cuenta la bendita escena regresó a sus recuerdos, y sin pensarlo demasiado se sentó a horcajadas sobre su novio y lo beso con efusividad. Harry se sobresaltó sobre la repentina pasión de la pelirroja, pero en breves le respondió con el mismo ardor. Ginny sonrió sobre los labios del moreno, ya que había conseguido que le prestara atención y que al fin hubiera algo de "acción" entre ellos. Sus cabezas se movían al compás del beso mientras que Harry aseguraba sus manos tras la cintura de ella, y Ginny introdujera sus dedos en el rebelde cabello del chico.
Sus pulmones quedaron rápidamente sin oxígeno y tuvieron que separar sus labios, aunque ella no dejo de besarlo. Descendió sus labios por su cuello y comenzó a saborearlo. Acariciaba su piel con la punta de su lengua, y él se estremeció de gusto. Ginny repitió el proceso por varios minutos más, esparciendo besos húmedos por el cuello de Harry, hasta que se cansó y regreso a sus labios. El agarre de él era más fuerte sobre las caderas de ella, y la pelirroja comenzó a moverse contra la pelvis del chico.
— Espera, Ginny. —
— ¿Qué ocurre? - la pelirroja no pudo evitar que el reproche se colara entre sus palabras.
— No estamos en el lugar indicado...sabes a lo que me refiero. —
— ¿El lugar adecuado? !Vamos, Harry¡ — exclamó indignada.
Ella se separó de él y se levantó, Harry la imitó.
— Mira, te quiero y lo sabes, pero hay ocasiones en que eres demasiado cálido y...y me agobias. - Harry desvió la mirada entristecido, y ella le obligó a que la mirara a los ojos. - Adoro que me beses y me trates con tanto cariño, pero en ocasiones eso puede conmigo. —
— ¿Qué solución podemos tener? ¿Quieres qué cambie mi forma de ser? —
— !No¡ Eres lo que eres y eso te hace especial, y ni siquiera por mi debería reemplantearte cambiar. — Harry asintió con la cabeza, pero no llegó a sonreír.
— Te he querido desde siempre, y ahora que te tengo por supuesto no te quiero perder, tan solo te pido que nuestra relación no sea tan cálida por unos días, ¿de acuerdo? —
Harry volvió a asentir, pero esta vez con una pequeña sonrisa en los labios. Ginny también sonrió y se abalanzó sobre él, abrazándolo con fuerza. Claro que no quería perderlo, lo único que quería era algo más de libertad. Desde que habían empezado a salir juntos, prácticamente iban juntos y hacían todo juntos, Ginny apenas había disfrutado de un viernes o un sábado con sus amigas o con ella misma.
Harry y Ginny habían decidido enfriar un poco su relación, para que a la larga que todo fuera a mejor. Pero con eso de "enfriar su relación" Ginny se refería a pequeños detalles, como por ejemplo caminar sin que sus manos estuvieran entrelazadas o que Harry no la tratara con tanta dulzura y cariño como lo hacía antaño. Ahora la pelirroja disfrutaba de tiempo para ella misma o para sus amigos. Era un poco más libre, aunque ambos seguían disfrutando de los mismos besos apasionados y las mismas miradas y sonrisas.
Como todos los días, Ginny se despertó temprano. Camino hacía el baño y tras una ducha matutina bajo a la sala común. Allí espero a los chicos, ya que de normal Hermione era la primera en estar lista. A continuación los cuatro amigos se dirigieron al Gran Comedor, para disfrutar del desayuno. Minutos después cada uno se marchó a su clase. No había mucho que hacer en Hogwarts, la verdad, y por esa razón la rutina era algo muy común en la vida de todos los estudiantes. Cuando la campana sono anunciando el final de las clases, Ginny tomo sus cosas y abandono el aula de Transformaciones. Iba caminando tan tranquilamente cuando se topó de cruces con alguien.
— Te cuidado por donde vas, pelirroja. — murmuró Draco Malfoy.
Ella encanó una ceja, al descender su mirada hacía su cintura y descubrir el fuerte brazo del rubio alrededor de su cuerpo.
— Creeme Malfoy, no me he topado contigo a propósito. — se defendió. — Y ahora, quita tu asquerosa mano de mi cintura. — bramó.
Malfoy sonrió socarrón.
— Calma, fiera. Acaso, ¿temes algo? — sonrió, sin apartar su brazo. -
— Siento decepcionarte, pero no. — Ginny colocó sus manos en el pecho de él y lo empujo, apenas lo desplazo unos centímetros de su lado. — Y ahora si me permites, tengo cosas más interesantes que hacer. — le fulminó con la mirada y con paso ligero se aproximó a él, para caminar lo que le quedaba de pasillo.
Tras su marcha, Ginny dejo una estela de perfume a suave canela y el rubio no pudo evitar voltearse lentamente, siguiendo el rastro que la joven había dejado. Una pequeñísima sonrisa bailo en sus labios durante un breve instante, y poco después decidió que de alguna manera tenía que volver a encontrarse con aquella pelirroja.
Finalmente él retomo sus pasos, dirigiéndose a su sala común. Allí estaban sus "amigos", pero no pudo distinguir claramente quienes eran, ya que un borrón oscuro que precipitó contra su cuerpo. La chica lo empujó hacía un rincón oscuro, y sin preámbulos deslizó su mano por el pantalón del rubio. Bajo el besó Malfoy sonrio, y respondió con la misma pasión. Parkinson comenzó a murmurarle oscenidades en el oído, mientras frotaba con insistencia la erección del rubio. Pocos minutos después ya estaban desnudos, sobre la cama de Malfoy y revolcándose bajo las sábanas. Sin razón lógica, un aroma a canela impregno sus fosas nasales, y pensando en cierta persona, se adentró duramente en Parkinson. Ella gritó y gimió y Malfoy comenzó a embestirla con fuerza y ritmo. Instantes después alcanzaron la cima máxima del gozo, y el rubio cayó rendido al lado de Parkinson.
Definitivamente tenía que volver a encontrarse con ella.
Las semanas pasaban veloces y aquello, poco a poco, se fue convirtiendo en una obsesión. Una pequeña obsesión que comenzaba a ser cada vez más grande y difícil de controlar. Los primeros días él finjía encontrarse con ella, aprovechando al máximo cualquier oportunidad para acercarse hasta Weasley, rozar su piel y embriagarse con su aroma. Por supuesto ella se resisitía y peleaba como una autentica leona, pero aquello era lo que más adecentaba al rubio a continuar con aquel sin sentido. Después de varios días ya no finjía. Iba cara a ella, se atrevía a enviarle descaradas miradas y en cada encuentro podía notar como muy lentamente iba desmoronándose la fortaleza de la pelirroja. Lo estaba consiguiendo, pero para llegar a su verdadera meta tenía que tener paciencia.
Y Ginny estaba cada vez más asustada y nerviosa. Con solo poner un pie fuera de la seguridad de su sala común, tenía la horrible sensación de convertirse en un jugoso ratón. Un ratón que, si de seguir así, muy pronto pasaría a ser la presa codiciada de una rastrera serpiente. Bien podía haber hablado con Harry, sus hermanos o con Hermione, pero su corazón era tan noble que no podía permitirse confrontar sus seres queridos con una persona como Malfoy. ¿Que clase de persona sería si, por su culpa, sus amigos terminaban expulsados de Hogwarts o algo peor? No estaba dispuesta a llegar a ese punto, así que se enfrentarñia a Malfoy ella sola.
Sus corazón comenzó a latir con rapidez cuando la campana sono, dando por terminadas las clases de ese día. Suspiro pesadamente y recogió sus cosas. Sabía, no, presentía que iba a tener otro "maravilloso" encuentro con su inesperado pretendiente. Y tal vez por esa razón no se apresuró a llegar a su destino. A lo mejor había desarrollado un sentido especial, pero pronto descubrió la presencia de Malfoy tras ella. Ladeo la cabeza ligeramente y el rubio camino sin ninguna prisa hacía ella.
— Déjame. —murmuró ella cuando Draco la cogió del brazo y la obligo a volverse hacía él.
Malfoy no dijo nada, solamente se inclinó hacía Ginny, apoyó su frente sobre la de la pelirroja y permitió que el aroma que lo atormentaba de noche y de día lo envolviera, sin que importara nada más.
— No eres más que una traidora a la sangre, y creéme, te detesto como a nadie, pero hay algo en ti...tienes algo que me transtorna, y no voy a parar hasta conseguirlo. — susurro Malfoy, con los ojos cerrados y muy bajito.
— Déjame...por favor, Draco...no sigamos con esto... — Él hizo caso omiso a sus palabras, es más ni siquiera llegó a escucharlas.
Y sin más la besó. Ginny, en un principio resistió, se negó a participar en aquella locura pero al fin la fortaleza de la pelirroja se vino abajo, y la serpiente venció al ratón. Sus labios se sellaron en un beso largo e intenso, cada vez más pasional y lujurioso. Sus lenguas se encontraban mientras que sus manos dejaban un rastro ardiente por doquier. Sus pulmones se estaban quedando sin reservas, y antes de cortar el beso, Ginny mordió el labio inferior de él. Malfoy se adueño del lóbulo de su oreja, y tras mordisquearlo con suavidad, comenzó a depositar pequeños y húmedos besos por su cuello. Ella se estremeció y aquello animo al rubio. Con los pulmones llenos de oxígeno, regreso a sus labios y continuaron con el beso de antes, ahora mucho más incitados que antaño. Poco después Ginny sintió el frío del muro en su espalda, y Malfoy se pegó a su cuerpo.
— ¿Quieres que te folle aquí mismo o prefieres algo más íntimo? — susurró Malfoy, con voz seductora y profunda.
Ante aquella pregunta Ginny solamente sonrió con picardia, coloco sus manos en los pectorales de Malfoy y tras empujarlo con suavidad se adentro en la primera estancia que vio libre. Y el rubio no tardo mucho en seguirla. Rápidamente sus cuerpos volvieron a estar en contacto, y sus labios sobre los del otro. Las manos de Malfoy recorrían ansiosas las piernas de Ginny, mientras que ella se deshacía de la corbata y la camisa del slytherin. En aquel instante, ella llevó sus labios hasta el cuello de Malfoy y comenzó a saborearlo, mientras que sus manos acariciaban su torso desnudo.
Los dedos del rubio ya estaban sobre la hebilla del uniforme de la pelirroja, y con maestría la despojó de ella. Ginny dejo escapar un pequeño gemido cuando él comenzó a frotar su centro por encima de la ropa interior. La pelirroja llevó sus manos hasta el rostro del chico, y lo besó con ardor cuando él apartó la tela y se adentro en ella. Acarició sus labios íntimos y estimuló su clítoris, para terminar introduciéndose en su vagina. Ginny volvió a gemir y Malfoy aceleró sus movimientos, enloqueciendola por momentos.
Sin recuperar del todo el aliento Ginny deslizó sus manos hasta el pantalón del rubio, y sin ningún pudor palpó su erección. Malfoy gimió y ella comenzó a masturbarlo, apretando un poco más el pene entre sus manos. Y entonces fue él quien besó a la pelirroja desesperado, mientras sus manos hacía desaparecer la camisa y el sostén de su amante. Antes de llegar al final, Ginny detuvo sus movimientos poco a poco y completamente cegados por el deseo y el placer terminaron de desnudarse.
Ginny ladeo la cabeza y tras ella vislumbro una mesa, se subió en ella y Malfoy se acomodó entre sus piernas, en pie. Él la rodeó con sus brazos y sin más tardar me hundió en ella, con una única embestida. Ella gimió guturalmente al sentir por completo el miembro hinchado y caliente en su vagina, ya que no se esperaba que la penetrara tan pronto. Malfoy dejó pasar unos instantes, y cuando ambos se habituaron comenzó con las embestidas. Daba marcha atrás y volvía a entrar. Repitió el mismo procedimientos varios minutos, con embestidas rápidas y profundas. Ambos gemían con fuerza, y disfrutaban.
Malfoy sonrió con diversión, salió de ella y tras besarla en los labios la obligó a bajar de la mesa. Ginny lo miro desconcertada cuando el rubio la puso de espaldas a él, pero muy pronto descubrió sus verdaderas intenciones. La pelirroja clavó sus uñas en la madera cuando él la penetró por detrás, y comenzó de nuevo con las embestidas. Los gemidos salían a borbotones de sus gargantas y ambos se sentían en el mismo paraíso, muy pronto terminaría todo y aquella sola idea los excitaba aún más.
Pero nuevamente Malfoy no estaba conforme con la postura, así que abandonó la vagina caliente de Ginny para que ella se tumbara completamente sobre la mesa, y acomodarse sobre su cuerpo bañado en sudor. Ella arqueó la espalda cuando por tercera vez el rubio se adentró en ella, y entonces él vio una perfecta ocasión para saborear sus pezones erectos. Los lamió, chupo y mordisqueo sin mucha delicadeza, aunque a aquellas alturas la pelirroja casi ni lo noto, ya que estaba más centrada en el inmenso placar que llegaba a su cuerpo. Finalmente Malfoy no pudo controlarse y terminó en el interior de Ginny, empapándola con sus líquidos.
Después de aquello, cada vez que Harry besaba o simplemente acariciaba a la pelirroja, ella se sentía terriblemente mal. ¿Cómo demonios le podía decir que se estaba acostando con Draco Malfoy? De verdad que lo había intentado, de todas las formas posibles, pero cuando llegaba verdaderamente el momento no era capaz. Sentía una gran presión en el pecho, un nudo en la garganta y al termino solo podía balbucear unas torpes palabras.
Pero nunca la verdad.
Si no era capaz de desvelarle a Harry de su traición, no le quedaba de otra que plantarse ante Malfoy y poner punto y final a su extraña relación. Dos veces lo intentó, y las dos falló. Ginny ya estaba empezando a desesperarse. ¿Durante cuánto tiempo iba a poder soportar aquella situación?
Los días y semanas seguían pasando, y todo seguía igual. Ginny intentaba hablar con Harry, se acobardaba y nunca se atrevía, y con Malfoy pasaba tres cuartos de lo mismo. Decidida iba a encuentro, a plantarle cara, pero siempre el rubio sabía como dominarla y hacerle que hiciera lo que él quisiera.
Siempre era igual, nada cambiaba.
Aquella situación ya escapaba de su control. Cada encuentro con Malfoy era más apasionado, continuo y peligroso. En cierto sentido ninguno de los dos era consciente de sus actos, no podías detener sus impulsos y cada vez que se encontraban el infierno parecía fundirse como hielo al sol.
— Ginny, ¿qué ocurre? — preguntó Harry preocupado, una tarde.
Ginny estaba frente a él, con la mirada en el suelo y con las manos entrelazadas. No podía dejar de retorcerse los dedos con nerviosismo.
— Yo...ya no puedo con esto. — murmuró ella. - Pesa demasiado...y no puedo más. — agregó.
Harry se tensó cuando ella alzó la mirada, y descubrió los sentimientos que aguardaban en sus ojos cristalinos. Había vergüenza, culpa y miedo.
— Sea lo que sea, puedes confiar en mi. — habló Harry. Se levantó del sillón y camino hacía la pelirroja, acuclillándose a su lado. — Estoy seguro que lo superaremos, lo que sea...pero si quieres solucionar esto sabes que debes contármelo.
Ella asintió y respiro hondo.
— Hay...otro, Harry. — dijo al fin ella muy bajito.
— ¿Le amas? — cuestiono el moreno con voz tranquila. Escuchar aquellas palabras fue como si le arrojaran un balde de agua fría.
— !No, no¡ !Claro que no¡ — nuevamente volvió apartar la mirada. — No se que me pasa Harry...de verdad, quiero dejarlo, pero no puedo...no puedo — comenzó a llorar. Alzó la cabeza y con suavidad depositó sus manos en el rostro del chico. — Pero tampoco quiero perderte a ti...no puedo cambiarte por algo tan... —
Harry sonrió con dulzura y con suaves caricias le limpió el rostro. Finalmente se sentó al lado de la pelirroja, y tras abrazarla, depositó sus labios en el pelo de Ginny.
— No te voy a dejar sola, Ginny. Nunca me vas a perder. — le susurró al oído mientras ella se refugiaba en su pecho. — Te voy a ayudar, y juntos superaremos esto...te lo prometo. —
Ella se separó ligeramente de Harry y alzó la cabeza. Necesitaba ver sus ojos, comprobar que no se estaba riendo o burlando de ella, y se sorprendió cuando solo halló amor y cariño en aquellos ojos verdes. Ginny sonrió y no hizo nada cuando Harry se inclinó hacía ella, y la beso.
¿Qué os ha parecido? Para mi es la primera vez que escribo algo de Harry y Ginny, al igual que jamás había dejado un final abierto. De esta forma os dejo a vuestra elección el mismo final: si al final Ginny consigue librarse de Draco y decide quedarse con Harry, si deja a Harry y se queda con Draco o si se queda con los dos  Espero que os haya gustado, un beso y hasta pronto! |
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