Recuerdo del primer mensaje :Fandom: Harry Potter
Claim: Sirius & Ginny
Disclaimer: Nada de esto me pertenece, todo es de J.K Rowling y su famosa saga "Harry Potter". No gano nada con esto, sólo deshacerme de mi loca imaginación y sus hermosos reviews.
Summary: ¿Qué estaba mal con Ginny? ¿O era él el problema? No era posible, simplemente no lo era. Ginny se sonrojaba ante la presencia de Sirius y al parecer, nada tenía explicación lógica…todo era producto de ¿ellos mismos?.
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[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Dedicación: Este relato va para Chocolate y menta, en especial para gin19. Espero que lo disfruten y que sea de su agrado.
Una razón para no ceder
Se mordió los labios una vez más y bajó su mirada. ¿Qué andaba mal en ella? ¡No podía ser que su cuerpo se tensase cuando Sirius Black estaba en la misma habitación que ella! Oh no, algo iba mal. Ella amaba a Harry, entonces ¿Por qué no podía parar de pensar en Sirius, en sus supuestos besos y caricias?
Chasqueó la lengua frustrada y reprimió sus ganas de mirar a Sirius.
¿Cómo sería besarlo?, se preguntó Ginny y rápidamente silenció la pregunta en su mente, una pregunta que ya tenía respuesta. Era tan simple como mirar a Sirius para darse cuenta de a qué sabrían los besos de él: a algo prohibido.
Se sintió frustrada y miró a Harry. Sus hermosos ojos verdes le miraron enseguida y él le sonrió.
Sirius notó aquello y no pudo evitarlo, sintió en su corazón que algo andaba mal con Ginny. Nunca se habían quedado solos en una misma habitación y la razón, clara para Sirius, era que Ginny huía como un ratoncillo a su guarida.
Se mordió los labios nuevamente, y Sirius sintió el deseo de morder suavemente el labio inferior maltratado e hinchado de Ginny. La miro con detenimiento y pensó en el porqué los hombres buscaban tanto a Ginny.
Sabía que Harry buscaba en Ginny la figura de alguien que lo amase, la figura de un ser invisible tras el espejo; un ser que no lo abandonase. Esa era Ginny para Harry Potter: su debilidad.
Sirius lo sabía, y como siempre, deseaba. Quería saber qué era aquello, cómo se sentía tener a alguien prohibido bajo sus brazos…
Quería sentir a Ginny cerca de él y aquella verdad era innegable.
Ginny no lo aguantó más. La confusión que sentía en su interior era fuerte, casi tanto como la falta de aire. No podía amar a alguien y desear a otro. Aquello estaba mal, y sin embargo, contra toda explicación, ella quería que sus fantasías se volvieran realidad.
Miró a Sirius, quien la miraba con sus ojos penetrantes y a la vez brillantes, llenos de vida. Sirius…, pensó Ginny mientras se levantaba de su puesto y salía de la habitación sin ninguna explicación lógica.
Hacía frío afuera del comedor. Se abrazó a sí misma y se acomodó el sweater. ¿Qué haría ahora? Pensó en devolverse al comedor y seguir mirando a Sirius, pero aquello no podía ser…no podía, se dijo a sí misma.
Se dio media vuelta y partió hacia su habitación. La guarida oficial de la orden del fénix no podía ser aquella casa horrible, llena de experimentos y rarezas. Se dispuso a pasar por el pasillo lleno de cabezas, pero justo antes, sintió un ruido.
Se alertó asustada y levantó la mirada.
—¡Sirius! —exclamó en un vaivén de desesperación.
Él se sonrió y su sonrisa la dejó más petrificada.
— ¿Tienes la mente sucia, pequeña Ginny? —preguntó Sirius provocadoramente.
Ella pensó y se sonrojó notablemente ¡Claro que tenía la mente sucia! ¿Y cómo no? Sirius estaba a escasos tres centímetros de ella. Su aliento golpeaba en su boca y sus cuerpos se rozaban sin reproche.
— ¿Te comieron la lengua los ratones? —preguntó Sirius mientras intentaba mirarla a los ojos.
Tomó con su mano derecha el mentón de Ginny y le levantó el rostro, para que quedase a su altura. Es preciosa, pensó Sirius distraídamente.
—No, no…—comenzó diciendo Ginny al reaccionar—Estaba asustada, sólo eso—mintió la pequeña pinocho mirándolo a los ojos.
Sirius se relamió los labios y Ginny no pudo evitar soltar un suspiro ansioso.
—¿Te cuento un secreto, pequeña Ginny? —sugirió Sirius acercándose más.
—No soy tan pequeña—agregó automáticamente
—Sí que lo eres—replicó Sirius—¿Quieres escuchar el secreto o no? —preguntó mirándola directamente a los ojos.
—Sí…—dijo mientras volvía a respirar nerviosa.
Tenía las horrendas ganas de besar a Sirius, de acariciar su naciente barba, de besar su cuello y de tocarlo. ¿Era aquello posible?
Se mordió los labios.
Sirius se acercó al oído de Ginny y le susurró palabras que no hicieron más que prender el cuerpo de la joven. Ginny levantó su mirada nublada de razones para ceder a la tentación…
—Bésame—mandó Sirius con su voz ronca y mirándola.
Acarició con la punta de su dedo índice la comisura de los labios de Sirius y se mordió los labios. Lo miró a los ojos y observó la misma mirada de deseo en los ojos de Sirius.
Era un deseo recíproco, pensó Ginny mientras intentaba pensar en una razón para no ceder a la tentación, pero su cuerpo se derretía ante la presencia de él; sus labios anhelaban sentirlo y todo estaba perdido cuando él andaba cerca.
—No—dijo finalmente, mientras tomaba distancia y bajaba la mirada.
Su deseo debía ser un secreto guardado como tumba, en el rincón más oscuro de su corazón. No podía ceder, no debía…
Y luego estaba Harry, siempre tan perfecto para ella. Siempre tan completo y humanamente sensible ante su necesidad.
Él era su razón para no ceder y aquello lo iba a tener siempre presente. Por siempre y para siempre.
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Por mi hubiese escrito un Lemon salvaje de Sirius y Ginny, pero . no sé, quería darle el enfoque Harry & Ginny
Besotes y se cuidan.
Morri